LA
AUTONOMIA COMUNAL COMO REALIDAD SOCIAL, no es vinculante para los mandatarios,
son solo puras intenciones, el Estado la tiene bajo llaves y mientras no
existan pasos sólidos de las jac, no es posible activarla, esto es, nada
funciona mientras se mantengan los desaciertos y errores de las prácticas del
pasado diferentes por cierto a la realidad social que a diario soñamos.
Independiente
de las normas que existen no vinculantes; (artículo 6 Decreto 2350 2.003 sobre
la autonomía; Sentencia C-100/13
respecto a la posibilidad de
que las jac puedan celebrar convenios de
solidaridad con los entes territoriales, Ley 1551/12- ARTICULO 6 Parágrafo 4° donde se
autoriza a los entes territoriales celebrar convenios solidarios de obras con
las jac en menor cuantía.); la autonomía comunal, no comienza hacer crisis,
está en crisis y sigue en crisis, estamos hablando de una falsa autonomía en un
país en vía de desarrollo, en donde las organizaciones comunales cada vez
satisface menos sus expectativas y promesas, haciéndole perder credibilidad y
fuerza en el seno de sus comunidades a las cuales nunca han podido unir ni
siquiera en sus principios rectores del desarrollo de la comunidad (ver
artículo 3 Ley 743/2002), tales como el derecho de los individuos a ser
diferente, el reconocimiento de su organización en torno a sus rasgos, el
fortalecimiento de la sociedad civil y el desarrollo de la comunidad entre
otros.
Ni
el artículo 103 de la CN 25 años después, ha logrado empoderar de su autonomía
a las organizaciones comunales, estas siguen funcionando y dependiendo por
excelencia de los partidos políticos y de la mano de una u otra ONG’s y son
ellos o ellas quienes las han dejado sin legítima representación, carentes de
concertación y sin control ni vigilancia sobre la gestión pública, en manos de
ellas y del Estado, reposa nuestra el 100% de la autonomía comunal.
En
suma, por más que tengamos conocimiento y sepamos como ejercer nuestros
derechos para avanzar en la autonomía de nuestras organizaciones, no será
posible, mientras no existan en las normas por decir Ley 1551/2.012 y
1557/2.015 sanciones como causales de mala conducta entre otras para nuestros
mandatarios locales y departamentales sobre el no cumplimiento de la norma, las
organizaciones no son las responsables, lo es el Estado y nuestra dirigencia
política. Podrán darse cotidianas prácticas sobre conocimiento de nuestra
normatividad en nuestros encuentros con las organizaciones comunales en busca
del fortalecimiento de la autonomía, pero vano serán nuestros esfuerzos cuando
el control lo tiene bajo llaves el Estado y sus dirigentes políticos. Con esto
no queremos expresar que debemos renunciar a la formación comunal, de hecho,
ello es necesaria y legítima en cuando menos lo que tiene que ver con nuestra
misión, visión, liderazgo, solución de conflictos, organización, democracia,
estatutos, ley 743/2.002 decreto 2350/2.003, Decreto 890/2.008; al menos eso
nos alienta y nos fortalece, pero no hemos resuelto nada con la política social
sobre desarrollo integral producto final al cual todos le apostamos y deseamos
llegar.
Es
bueno referirnos que el paquete pedagógico Formador de Formadores es por
excelencia fundamental para nuestra formación, pero a ella solo tienen acceso
los delegados federados nacionales quienes quedan abandonados en el camino de
la formación porque no cuentan con los recursos para su multiplicación conforme
se les ordena en su orientación pedagógica, ya que el Ministerio del Interior no brinda el apoyo
económico, lo mismo acontece con los departamentos y municipios porque aquello
de los presupuestos participativos no son más que simples intenciones seguidas
del verbo podrán; aquí dejamos por enésima vez más la responsabilidad del
Estado frente a nuestra formación
comunal.
No necesariamente y en esto si tenemos que ser
claro, promover y fortalecer
regularmente los encuentros al interior de nuestros órganos conlleva a
fortificar los lasos de amistad entre nosotros, la convivencia y la confianza,
ellos son necesarios pero no indispensables, somos una familia y como familia
pueden abundar el amor pero si faltare el pan, esta pronto se desintegra, se
rompería el calor humano, la amistad, la tolerancia la convivencia y la
confianza, pero si el pan y el amor se juntan, hay algo por quién luchar y
nuestro pan proviene del apoyo que legítimamente podamos gestionar y concertar
libremente con el Estado
Ante
la anterior situación, surgen algunas preguntas fundamentales: ¿luchamos por
cambiar o nos conformamos y liquidamos lo que hay?...hay que seguir luchando
hasta agotar las vías fundamentales del derecho; ¿Hasta dónde tiene que
llegarnos el cambio que permita liberarnos?...estimo que hasta el momento en
que podamos hablar de independencia política con capacidad para decidir y
ejercer control y vigilancia sobre los asuntos públicos;… ¿Cuáles son las
causas? ¿Las causas provienen de un mal funcionamiento del sistema o son
consecuencias inevitables de las dinámicas inherentes a nuestra organización
comunal?... las causas provienen del sistema quien se nos presenta como
salvador olvidando que somos independientes y parte del proceso legítimo de la
transformación social del país.
FRACASO
DE LA AUTONOMIA.- Esta situación se ha desenfrenado hasta llegar a una realidad
de crisis, afectando toda nuestra estructura comunal, poniendo en evidencia la
falacia en la cual está basada nuestra ideología de progreso; por supuesto,
utópica e indeseable, ya que no refleja la raíz del problema de nuestros
principios rectores ni generales, ideología utópica e indeseable que tiene su
origen en los vicios copiados de la clase política entre los cuales conocemos
desde hace mucho tiempo, pero que hemos sido incapaces de superar entre ellos
podemos enunciar algunos niveles (*) ya conocidos de todos nosotros y que dan respuesta a algunos de nuestros
interrogantes:
NIVEL DE DECISION. “En este nivel se ve cómo sin la intervención de los
políticos, no se logra obtener los resultados de la gestión, como si la
obligación del Estado se resumiera en darle a quienes ejercen el poder, para
que éstos hagan el fiel recaudo de votantes dentro de las organizaciones
sociales.”
Nivel de GESTIÓN:
“Aquí podemos ver el
maritazgo existente entre quien inicialmente realiza la gestión y la
intervención a solicitud del interesado, de quien o quienes ejercen el poder
político.
En el nivel de la CONCERTACIÓN: “En la mayoría de las Juntas de acción Comunal
existe una especie de complot entre sus integrantes, para atacar las ideas u
opiniones de los que no están inscritos en las roscas para la toma de
decisiones y por tal motivo no se busca concertar entre la mayoría, sino que
los acuerdos están viciados para que se solucionen problemas puntuales que
beneficien tan sólo a unos pocos.”
En el nivel de FISCALIZACIÓN: “Existe una total negligencia por parte de los
organismos de vigilancia y control, con las Juntas de Acción Comunal, en lo
referente a la forma como se da cumplimiento al funcionamiento de éstas y
dentro de la organización se denota un cúmulo de omisiones por parte de quienes
ejercen este control, dado que a ellos tampoco se les exige el cumplimiento
de sus funciones. Además que quienes
representan la organización o quienes conforman las juntas directivas parecen
seres intocables que ejercen su poder a como dé lugar.”
En cuanto al nivel de LA INICIATIVA: “Se denota un hermetismo total para realizar sugerencias
o proponer cambios dentro y fuera de la organización, pues es tan marcado el
poder de los dignatarios que se teme por la desbancada, el veto y la dejadez de iniciativas tan propias dentro de los
movimientos políticos.”
En el nivel de CONSULTA: “Parece todo un procedimiento normal que se tomen
decisiones sin contar con las faltas de información para todos los integrantes
que han de votar dicha decisión y no se da pie a preguntas acerca del problema
o situación a resolver.”
En el nivel de INFORMACIÓN: “Este nivel debe dotar a los integrantes de todos los
datos, hechos, nociones y mensajes a través de los medios más propicios, pero
vuelve y juega el poder de quienes interpretan el sentir de los demás, para
emitir elementos de juicio en la solución de problemas.
A todo lo anterior, puede sumársele el conflicto
desatado entre las Juntas de Acción Comunal y las Juntas Administradoras
Locales por alcanzar un protagonismo político, no sólo dentro de la
Administración Municipal sino dentro de las comunidades que representan, cuando
ni unas ni otras han logrado obtener un espacio financiero y funcional para el
logro de sus actuaciones.”
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