miércoles, 4 de octubre de 2017

PONENCIA GUILLERMO CARDONA CONGRESO DE LA PAZ POPAYAN


Ponencia a ser leída en plenaria de instalación en la perspectiva de un Manifiesto  final

1.     Marco universal  diagnóstico

El creciente desarrollo de la inteligencia  en el mundo debería generar cada día mejores condiciones de vida y de dignidad para la humanidad, con sus secuencias de paz, desarrollo socioeconómico y justicia social,  pero sus efectos son todo lo contrario por la cada vez mayor concentración de la riqueza, del ingreso y del control de la ciencia y de la técnica en pocas manos.

Las estadísticas más confiables nos dicen que hoy en el mundo, el  15% de personas se queda con el 80% de los ingresos.

“Según la CEPAL, el 10% más rico de América Latina y el Caribe posee el 71% de la riqueza y tributa solo el 5,4% de su renta.”

Por su parte, “Los profesores Carlos Quimbay,  y Jairo Orlando Villabona, de la Universidad Nacional, muestran,  que, en Colombia,  el 10 % de las personas jurídicas más ricas poseía el 91 % de la riqueza, cifra que aumentó al 92,2 % en 2013.”  y sigue aumentando año por año”.

Podríamos decir que hoy mientras el 30% de la población supervive holgadamente  ya porque aún conserva buenos ingresos o buena pensión,  es beneficiaria directa del gran capital o porque  operan los mercados de las  multinacionales, el restante  70% incluidos crecientes sectores de la clase media, ven cada día que  se agotan sus  posibilidades de ingresos y de supervivencia sin que se vislumbren posibilidades de solución o de retorno. De hecho hoy en Colombia las centrales sindicales afirman que más del 68%  del trabajo registrado como empleo por el DANE, en realidad es actividad informal, es decir que mientras las economías llamadas formales y del gran capital configuran una superestructura  de dominación que hacen del  Estado su aparato de control sobre la población, las mayorías lejos de sus beneficios,   van configurando una economía llamada informal o del rebusque que se alimenta a sí misma y que es perseguida por este, ignorada, ocultada o satanizada por sus medios de comunicación, dedicados a reproducir el statu quo, estimular la resignación, del despecho, los super-héroes, ignorando el fomento de  valores asociativos, colectivos, éticos y solidarios, de convivencia, paz y desarrollo.

Este mundo de la incertidumbre sin  valores  generado por la sociedad utilitarista o de consumo es el mejor sustrato para que prosperen el oscurantismo, la ganancia fácil,  las sectas satánicas, la bandas delincuenciales en torno a los alucinógenos y tantos monstruos corruptos, criminales y violadores que hacen de Colombia de los más violentos del mundo. Además es muy grave que  de este mundo se alimente en alto grado la politiquería que hace del Estado, fácil instrumento de uso.

La robotización.

Y esta polarización de la riqueza y del ingreso en pocos, versus grandes masas sin opción alguna no solo de empleo sino de ingresos, se acentúa aceleradamente  en la presente etapa de robotización que sigue inutilizando mano laboral humana como en el agro y en general  en la producción de alimentos; en la manufactura y en la construcción; en la educación, pues es creciente el acceso a  títulos profesionales por vía virtual; en la salud con  robots que diagnostican, controlan y formulan; el control del comercio por los hipermercado que desechan la producción popular; en el transporte con los llamados carros inteligentes; en las celadurías pues serán más manejables para el capital  los sistemas electrónicos y en fin en todas las áreas de la investigación, la educación, la producción y  los servicios el desplazamiento laboral es acelerado.

Es una realidad histórica que no podemos ignorar so pena de seguir siendo arrasados e impotentes ante sus efectos en medio de la degradación creciente de grandes masas de población.

Planteamos este problema en el marco de este Congreso de Paz de las organizaciones comunales, por cuanto es en nuestros territorios, en el barrio y la vereda  en donde se expresa en sus múltiples dimensiones de pobreza, desespero y desintegración social.


2.     Qué hacer?

Ante todo ser conscientes, conocer y comprender el problema  si es que queremos  construir alternativas.

Es evidente que la solución no vendrá desde la sociedad de consumo,  por su naturaleza rapaz, y monopolizadora; tampoco de una clase política   mediocre y corrupta que se alimenta del problema y que hace muchos años perdió su capacidad de convocar a la población a la construcción de sueños colectivos de futuro.

La solución solamente podrá venir del lado de la propia sociedad a partir de reforzar su identidad y autoestima, de su fortaleza organizativa, de la construcción de formas de economía familiar, social y solidaria que reconstruyan sus mercados locales y regionales para su producción y,  que en  principio garanticen estabilidad y supervivencia para avanzar hacia cambios estructurales, éticos  y democráticos en la conducción de la sociedad y del Estado, pues si somos la mayoría debemos asumir con dignidad la construcción de  nuestro futuro. Los medios de comunicación alternativos son un buen instrumento de apoyo pata este reto.

Es que una paz verdadera y sostenible solamente se logrará cuando exista plena justicia social y económica, la que no llegará como concesión de los poderes sino como construcción y conquista de las mayorías. Es lo que nos dice la realidad histórica de la humanidad.

El papel de las organizaciones comunales en esta perspectiva

En esta perspectiva las organizaciones comunales pueden jugar un gran papel por su presencia en todo el territorio nacional, por su tradición y experiencia, pero su primer paso es reconstruirse a sí misma,  reorientando su quehacer cotidiano  a constructoras de comunidad;  recuperando el encuentro tanto desde el seno de la familia como de la comunidad para reconstruir los afectos, la solidad, los valores éticos  y la confianza tan indispensables para la convivencia,  como para que prosperen formas de economía social y solidaria hacia una supervivencia dignas.   

Sí;   en momentos de crisis irreversible de la sociedad de consumo, cuyas consecuencias más graves las afrontamos las mayorías, la receta histórica universal  para la supervivencia humana es volver a su esencia en el devenir de los tiempos, como son lo común, lo colectivo, lo participativo, lo ético y lo solidario a partir de  la familia y  la comunidad como refugio y valores imprescindible y,  a partir de allí, la reconstrucción de nuestras economías barriales, veredales, locales, municipales, departamentales y por allí hacia un concepto de economía democrática y justa para todos.

3.     Planes de desarrollo de las comunidades.


A partir del diagnóstico esbozado, desde la Confederación Nacional Comunal, las federaciones y este Congreso de Paz consideramos que los planes de desarrollo de las comunidades son una estrategia adecuada para avanzar en la perspectiva deseada.

Estos planes de desarrollo fueron concebidos por la propia organización comunal e introducidos en el Artículo 29 de la Ley 1551/012. Recientemente el Ministerio del Interior ha adoptado como parte de sus actividades su fomento para lo cual dispone de cartillas, lo que es positivo, sin embargo  no existe, no puede existir un manual único, pues también en el sector comunal existen muchas propuestas metodológicas  para su construcción, cada organización, tiene la libertad de construir su propio plan, sin embargo consideramos que estos no deben  ser simples listados de obras, de  proyectos ni de acciones puntuales,  sino verdaderos referentes o guías de actuación de la propia organización en su  construcción autónoma e independiente como actor de convivencia, de construcción de soluciones socioeconómicas con  la comunidad y de proyección como actor de poder y de gobierno. En esta perspectiva se quedan y se quedarán cortas las metodologías gubernamentales.

En consecuencia consideramos que estos planes deben partir desde lo fundamental en la reconstrucción del tejido social como son acciones permanentes para fortalecer la familia, en segundo lugar  la comunidad  a partir de la recuperación del encuentro  en torno a lo lúdico, cultural, recreativo, reflexivo  y el estudio en comunidad, el ambiente en que ninguna decisión se puede tomar sin su consentimiento, la seguridad alimentaria, la transparencia en los eventos electorales y en nuestra gestión interna, en proyectos productivos, modelo educativo o conceptos educativos que respondan a los requerimientos de desarrollo local y finalmente el tema de obras y otros proyectos, entre otros programas.

 Pocas organizaciones sociales en Colombia con la posibilidad y responsabilidad de asumir urgentemente esta tarea con dignidad, compromiso y entusiasmo como la acción comunal, quien no la asuma, simplemente se  seguirá diluyendo como  instrumento funcional al statu quo. Es  el reto;  la palabra con sus actos la tienen todas  y todos y cada uno de los dignatarios(as) y de organizaciones en sus territorios. Cada quien a hacer su propio trabajo, nadie lo hará por nosotros, el momento no da espera.

4.     El candidato es el plan.

En la medida en que cada junta de acción comunal construya su propia plan de desarrollo comunitario de barrio, vereda y/o conjunto residencial, se avanzará con fluidez y entusiasmo hacia la construcción de los planes de desarrollo  de comunas, corregimientos o centros poblados para llegar al gran “Plan de Desarrollo Estratégico de las Comunidades de Mediano y Largo Plazo” del municipio,  como los define la Ley 1551/012  en su Artículo 29. Este plan debe ser  el candidato de las organizaciones comunales, de otras organizaciones sociales, del sector educativo y profesional del municipio y por qué  no de la ciudadanía a las elecciones municipales. Se inscribirá ante La Registraduría como candidato, pero allí en donde no lo acepte, lo inscribiremos ante  la personería y/o ante la defensoría del pueblo,  colocaremos  urnas propias para que los ciudadanos el día de las elecciones depositen su voto  y pediremos el acompañamiento de entidades nacionales e internacionales  para la veeduría y contabilización de los votos, con la seguridad que si este plan es quien gana debe  regir al municipio en cumplimiento del concepto de voto o mandato programático de los artículos constitucionales 2, 3, 40, 103, 133 y 259. No dudemos que en ese sentido se producirán los fallos de las instancias judiciales ante las eventuales demandas ciudadanas.  Toda opción de candidaturas comunales o sociales debe estar ligada a actas de compromiso y de gobernabilidad democrática con estos planes. A quien lo desee, en medio magnético se le proporcionan documentos guía en todos estos aspectos. Organizaciones comunales y sociales en estas dinámicas son las que reclaman y requiere la ciudadanía y el momento.

Esta es una forma de ir avanzando hacia formas reales de soberanía y poder ciudadano o de soberanía popular. Estos planes de desarrollo como candidatos y la iniciativa ciudadana en las consultas populares por el agua, la vida la biodiversidad y el ambiente,  que tanta emergencia han tenido a partir de la vigencia de la Ley 1757/015, son avances reales de la soberanía popular.


5.     Los comunales y la paz

“Cada  junta de acción comunal territorio de paz”, es consigna que hace más de veinte años ha enarbola nuestra organización comunal en el territorio colombiano, en especial en las zonas de conflicto. La convivencia y la paz son de la naturaleza de nuestras organizaciones.

Apoyar la solución pacífica y negociada a los conflictos  armados del Estado con actores insurrectos ha sido conclusión de nuestros congresos  nacionales y departamentales siempre. La acción comunal fue actor fundamental para aclimatar la paz en la década del cincuenta cuando liberales y conservadores se comenzaron a encontrar sin agredirse en la asamblea comunal.  

De hecho hoy  pocos hacen tanto en Colombia por la convivencia, la paz y el desarrollo como nuestras organizaciones de acción comunal;  son entre cinco y ocho mil reuniones y asambleas semanales buscando o construyendo soluciones pacíficas y organizadas a las necesidades y aspiraciones de las comunidades.

Por eso nuestra Confederación, no obstante la diversidad y pluralismo que nos caracteriza,  ha apoyado y apoya los procesos de negociación del Gobierno con  las FARC y con el ELN y los eventuales procesos de sometimiento a la justicia de otros actores armados irregulares, como en estos momentos lo propone el Ministro de Justicia.

Sin embargo, de los acuerdos con las FARC, no vemos avanzar los beneficios para los campesinos pactados ni la titulación de predios,  la reforma agraria,  el apoyo a proyectos productivos ni la seguridad social para campesinos y trabajadores del campo, temas que son de gran impacto en los territorios de  nuestras organizaciones.

Expresamos nuestra preocupación por los problemas en el Congreso con  la ley de reglamentación de la JEF,  igual que el estancamiento de la Ley de fortalecimiento de organizaciones sociales y garantía de la protesta, en cuya construcción participamos en eventos regionales coordinados por el Consejo Nacional de Participación, sin embargo la versión que el Gobierno pretende radicar en el Congreso por la vía ordinaria,  no responde al querer ciudadano expresado en esta construcción colectiva.

Igualmente nos preocupa el estancamiento de la reforma política que incluye la posibilidad de crear movimientos políticos que supervivan por su número de afiliados, lo que es de gran interés para nuestras organizaciones comunales. Igualmente estancada se encuentra la Ley de circunscripciones especiales que es de nuestro buen interés.

Sobre la ejecución de recursos en el marco de la consolidación de los acuerdos y los convenios solidarios

Ante todo debernos recordad que las juntas de acción comunal son quienes han garantizado mayor eficiencia y transparencia en la ejecución de recursos públicos en Colombia cuando se nos ha dado la oportunidad, esta afirmación se puede verificar con la USAID, con la Gobernación de Cundinamarca entre otras entidades.

El Gobierno Nacional y sus agencias especiales de actuación en los territorios, saben muy bien, que las organizaciones comunales son la principal organización para la ejecución de sus políticas y programas en los territorios,  y en efecto es a quienes más abordan, pero de manera, puntual y funcional, pues no obstante la insistencia de nuestros organismos superiores, ni el Gobierno Nacional ni sus agencias han tenido el cuidado ni  la gallardía de construir estrategias conjuntas con la Confederación Nacional Comunal ni sus federaciones y asociaciones.  Por ejemplo,  informalmente  sabemos que la ART-Agencia de Renovación del Territorio de la Presidencia de la República, está considerando que la mejor figura para ejecutar los recursos de posconflicto son los convenios solidarios, concepto establecido por los comunales en la Ley 1551/017 ( Numeral 16 y Parágrafos 3 y 4 Art. 6). Entendemos que están trasladando recursos a los alcaldes para que ellos los ejecuten por esta figura, sin embargo le hemos  dicho a la ART, que para que las juntas concurran con posibilidades de éxito a estas convocatorias necesitan un alistamiento y acompañamiento que nadie mejor que nuestras asociaciones y federaciones con el apoyo de la Confederación lo podemos hacer y que necesitamos su apoyo para ello, pero el Gobierno no han entendido o querido entender la bondad de nuestra propuesta y tememos que de no alistar, apoyar y acompañar debidamente a las juntas en los territorios para que concurran debidamente a estos procesos, fácilmente los alcaldes, con el pretexto de que no llenan los requisitos darán por surtido el trámite con ellas y darán vía libre a su ejecución con otras entidades conduciendo el proceso a una frustración no solamente de la ejecución de recursos sino del llamado proceso de consolidación de los acuerdos.

De otra parte si definitivamente los convenios solidarios son la figura establecida por el Gobierno para que los municipios ejecuten los recursos del posconflicto, lo debe establecer a partir de una norma vinculante, como un Decreto,  precisando que de conformidad con el Artículo 6, numeral 16 y Parágrafos 3 y 4 de la Ley 1551/012,  esos convenios solamente se pueden suscribir con organizaciones de la comunidad beneficiaria, estableciendo en la norma que deben tener antigüedad superior a dos años, pues conociendo las habilidades de la corrupción, rápidamente se inventarán organizaciones de papel de las comunidades  o simplemente evadirán el requisito. Igualmente se debe prohibir la renovación de dignatarios por fuera de los legalmente establecidos y durante el proceso de adjudicación, pues la politiquería tratará de imponer a sus incondicionales. No se pueden presumir campañas nacionales contra la corrupción, pero en la práctica servirles el ponqué a sus responsables.  

Sobre la contratación social y solidaria.

Cuando el Gobierno eleva los requisitos para que las ONGs sin ánimo de lucro accedan a contratos y dentro de ellas incluye a las organizaciones comunales como en  el caso del Decreto 092 del 23 de Febrero del año 2017, en realidad está excluyendo a las organizaciones ciudadanas como las  nuestras, cuya naturaleza es la reivindicación de derechos económicos sociales y colectivos y privilegiando a los expertos de la contratación, en gran parte de la corrupción, muy hábiles para cumplir o saltarse todos los requisitos legales. En realidad se requiere un régimen preferente para organizaciones como las nuestras. Igualmente se requiere de un régimen especial para la propiedad y la empresa comunal, que ampare, por ejemplo a los acueductos comunitarios en la boca de los lobos privados  de la especulación con los servicios públicos.

Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial

Para nosotros, la mejor metodología para construir estos programas es la ya planteada sobre planes de desarrollo comunitarios que establecimos en la Ley 1551/012 y que hacen parte de nuestra agenda comunal en todo el territorio nacional, con la ventaja del soporte legal. Reiteramos al Gobierno Nacional que será imposible construir estos programas centrados en la reconstrucción del tejido social  y con perspectivas de sostenibilidad  e inducción de estos  territorios hacia el desarrollo humano y socioeconómico sin la real participación de nuestras organizaciones, pero debe ser a partir de una estrategia global concertada con la Confederación, las federaciones y asociantes pertinentes.

Desde el Gobierno Nacional o  territoriales pueden existir muchas propuestas de estructuración de estos planes, pero solamente serán auténticos y sostenibles si se conciben, planifican, construyen y ejecutan con las organizaciones de las comunidades.

No queremos más actores externos a las comunidades disputándose los recursos públicos y de  cooperación internacional como aves de rapiña que solamente usan a los organismos comunales para sus propósitos particulares,  sin que al final garanticen procesos pedagógicos sostenibles de reconstrucción de tejido social, de familia, de comunidad, de formas de economía social, solidaria y de reconstrucción de mercados, lo que solamente serán posible a partir de sus organizaciones.

Todo con nuestras comunidades y organizaciones, nada sin ellas.

Nos sigue preocupando que la perspectiva del Gobierno siga siendo medir su eficiencia por la capacidad de ejecución, generalmente en acciones puntuales  y no por el impacto de mediano y largo plazo en que lo social y humano, ambiental alimentario, participativo y ético entre otros principios debe ser lo fundamental.

6.     Corrupción

Si bien el principal problema en Colombia hoy es la desintegración de la sociedad y de la familia, ya abordado en este documento,  el segundo es el de la corrupción como una cultura derivada del clientelismo político y alimentada a partir de la década de los ochenta por el narcotráfico, con respeto  de otros diagnósticos.

Entre las principales víctimas del clientelismo y de la corrupción en Colombia  están nuestras organizaciones y dirigentes comunales  que tienen como opción principal y casi única la intermediación política para acceder a beneficios del Estado para las comunidades. Nuestros dignatarios comunales que durante cuarenta y seis meses trabajan cotidianamente por sus comunidades, son sometidos durante los dos meses anteriores a las elecciones  por los gobernantes locales y políticos a apoyar sus candidatos so pena de ser discriminados, satanizados y perseguidos.  Es la realidad universal de nuestra dirigencia. 

Debe ser entendido por el País y por la historia que los comunales son quienes más reivindican la participación, los prepuestos participativos, la planeación participativa, pero desafortunadamente no son las reglas que caracterizan la dirección del Estado.

La corrupción política nace en las mal llamadas campañas electorales que en verdad son festivales de compra-venta de votos  siendo realidad en Colombia que quienes acceden a los cargos de elección popular no son los mejores, ni más honrados y honestos, sino los más astutos, rapaces y corruptos como mediocres y arbitrarios que hacen de los poderes locales patrimonio de enriquecimiento ilícito criminalizando a quienes se opongan o reclamen derecho que  en gran parte ejercen nuestras organizaciones y dignatarios comunales.

Pareciera que la opinión pública ya no se sorprende de que la corrupción a gran escala ocupe cada día los titulares de los medios de comunicación masiva, pero   es que el clientelismo y la corrupción son la forma de gobierno que se ha impuesto en Colombia hace muchos años con su consentimiento; hemos reiterado que la solución solamente puede estar a partir de la propia sociedad con rutas como las que estamos planteando. De hecho el Congreso de la República, las corporaciones públicas,  el ejecutivo ni las cortes jamás se reformarán a sí mismos pues el clientelismo y la ilegitimidad son su origen.

Igualmente grave es la debilidad de la institucionalidad con funcionarios de carrera que como camaleones cambian de color según sea su jefe transitorio,  pues su principal propósito es su bienestar, su sueldo y su pensión, siendo nula la  fortaleza institucional en torno a la ética, la transparencia, lo público, lo colectivo, lo solidario lo que es muy grave para una verdadera democracia.  

La lucha contra la corrupción debe ser radical desde los eventos electorales, pero ya sabemos que el Congreso de la República difícilmente va a legislar por la prohibición de recursos privados en las campañas electorales o por la igualdad de acceso de todos los candidatos a los medios de comunicación y escenarios públicos, entre otras medidas a adoptar, por eso desde este Congreso reafirmamos las estrategias de soberanía popular directa como las consultas populares o el candidato es el plan en la perspectiva de crecientes avances hacia la ética, la transparencia, la democracia y conceptos de desarrollo socioeconómicos para todos.

Desde este Congreso de Paz, reafirmamos la campaña comunal contra la corrupción en toda la línea, en especial en el escenario en que actuamos para que ningún comunal apoye a candidato alguno  si no es a partir de actas de compromiso ante notario con los planes de desarrollo de la respectiva comunidad  y con compromisos de buen gobierno, igualmente para que se aplique la norma legal de desafiliación a quienes usen indebidamente (Art. 26, Ley 743) o sin el permiso de la organización los bienes y símbolos  de la organización para campañas políticas diferentes a las propias de los comunales.

Un  compromiso comunal contra la corrupción en nuestros territorios en este manifiesto son “ Planes de Desarrollo Comunitarios” y “el candidato es el plan”  y  si se ha de apoyar candidatos, que solamente sea sobre la base de pactos por la transparencia, la gobernabilidad democrática y compromisos ante notaría con el plan de desarrollo de las comunidades. Guerra abierta a la compra venta de votos, al soborno y chantajes electorales y a la utilización de las comunidades como “conejillos de indias”  para campañas políticas. Ninguna decisión política sin amplia deliberación y aprobación en la asamblea de la comunidad( Art. 107 C.N. y literal J) Art. 20 Ley 743).


7.     Derechos humanos, persecución y asesinato contra dirigentes comunales.

No obstante las negociaciones del Gobierno Nacional con actores armados insurrectos, en Colombia siguen sin tregua las amenazas, persecuciones  y asesinatos contra dirigentes sociales.

Del total de defensores de derechos y de dirigentes sociales asesinados en Colombia según diferentes fuentes como Justice For Colombia o la Defensoría del Pueblo, la mayoría siguen siendo comunales. En promedio son tres por mes o  entre cuarenta y cinco y cincuenta al año. Es un drama silencioso que ha afectado a los dignatarios comunales hace más de veinte años pero que hasta la presente etapa se está visibilizando y a regañadientes reconociendo por el Estado y la comunidad internacional.

Desde este Congreso consideramos muy grave que parte de los asesinatos de dirigentes sociales y comunales sea por su militancia política, sin embargo consideramos que es igualmente grave que al parecer la causa del asesinato de la mayoría de comunales sea por ejercer derechos, por hacer veeduría, por ejercer sus funciones, por proteger su territorio, por la defensa del ambiente o por denunciar casos de narcotráfico entre otros.

Como ya hemos dicho, la corrupción territorial pude estar muy relacionada con el problema, cuando poderes hegemónicos se ven requeridos por nuestra dirigencia o cuando no se someten a sus arbitrariedades políticas y administrativas.

Como lo hemos planteado los comunales en diferentes escenarios, el primer paso que se debe dar desde el Estado para resolver este problema es el de la impunidad que sigue siendo superior al 90%, lo que nos induce a concluir que en Colombia no existe un Estado garante del ejercicio de los derechos por parte de los dirigentes sociales y comunales.

Tampoco existe una política pública de apoyo a las familias de las víctimas, ni protección institucional y de medios de comunicación a la dirigencia comunal y social del País, lo mismo que programas desde el nivel nacional para fortalecer a las organizaciones en el territorio para el conocimiento y ejercicio colectivo de derechos, pues, al parecer, la reivindicación individuales de derechos colectivos facilita las persecuciones y ataques contra nuestra dirigencia.

Teniendo en cuenta  como un  paso importante el reconocimiento de los organismos comunales como sujetos de reparación en medio del conflicto armado, se debe dar mayor celeridad y claridad a este proceso que pareciera estar estancado.

8.     Estado de derecho y ejercicio de derechos

No obstante que los gobernantes desde el poder se sostienen en el poder en nombre del estado de derecho y su institucionalidad, este pareciera ser un simple disfraz para ocultar sus agendas ocultas contra lo público, ético y colectivo, verdad tan palmaria que la vemos desde las más altas cortes con un ex fiscal con los más radicales discursos contra la corrupción pero en la práctica profundamente corrupto o de los ex magistrados, que son apenas como la punta del eisberg que refleja unas puertas adentro muy oscuras en la justicia y en todo el Estado; pero es además el caso de gobernantes  que siguen decidiendo en favor de sus particulares intereses  entregando el mercado y el patrimonio público y ambiental a los grandes capitales nacionales e internacionales  o de reformas tributarias que graven cada día más al pueblo con el incremento del IVA a la vez que exonera del pago de impuestos a las multinacionales en nombre de estimular la inversión, aunque esto sea legal, no es ético ni justo.

Igualmente grave es la utilización de todo el poder físico del Estado para estigmatizar y perseguir la justa reclamación ciudadana  como recientemente ha sucedido con los paros  campesinos o del Chocó, de Buenaventura o más recientemente del Sur de Bogotá, hechos que van configurando una verdadera dictadura civil  amparada en una mal llamada Ley de Seguridad Ciudadana y un Código de Policía que prohíben la libre y democrática expresión ciudadana en las calles con el pretexto de que se está violando los derechos de otros. En estos casos se debe definir que prevalece, si  los derechos individuales cuando se ejercen individualmente o los derechos individuales cuando se ejercen colectivamente.  Es muy grave que a todo momento los funcionarios amparados en estas normas arrinconen, amordacen e impidan la manifestación ciudadana  y que estén induciendo a la fuerza pública  concebida históricamente para garantizar  el pleno ejercicio de derechos a que por el contrario, esté actuando en función de los intereses del gran capital y de las multinacionales en contra de sus propios ciudadanos nacionales. De nada sirven acciones de paz con actores insurrectos si se radicaliza la represión y persecución contra la justa reclamación ciudadana.

Cuando el ejercicio de derechos se obstruye de esta manera, el Estado solamente está dejando como alternativa para expresar la diferencia la insurrección y la violencia y es lo que debemos superar en la presente etapa. No se puede olvidar que las guerrillas que se busca desmovilizar en la presente etapa, surgieron como producto de un estado represivo y monopolizador que fue  el Frente Nacional en 1958 que se repartió el poder entre liberales y conservadores negando otras forma de expresión política.

Sea este un llamado a los poderes del Estado para que como el escorpión, en nombre de la legalidad no se estén clavando su propio aguijón a no ser que subrepticiamente  sea enemigos de la paz con justicia social.

9.      Participación política de las organizaciones comunales. 

Por Artículo 107 de la Constitución Política de Colombia, las organizaciones sociales como la nuestra podemos participar en política en inscribir candidatos; en el mismo sentido el literal j) del Artículo 20 de la Ley 743 o Ley Comunal dice que. “Los organismos de acción comunal podrán participar en los procesos de elecciones populares, comunitarias y ciudadanas”. Es decir que si la decisión es de la organización a partir de su asamblea se puede participar utilizando sus símbolos y bienes. Lo que no se puede hacer(Art. 26 de la norma) es utilizar a la organización arbitrariamente o sin su aprobación.

En consecuencia estamos reclamando, en el proceso de reparación como sujetos de reparación en medio del conflicto, que se nos reintegre la personería política comunal obtenida en el año 1997. Aún no tenemos claridad desde el Gobierno y el Consejo Electoral, sin embargo también estamos pendientes de que pase la reforma política en el Congreso en que se puede crear y supervivir con setenta mil o más afiliados, lo que sería posible para los comunales.

De pasar esta ley en Noviembre, hacia el mes de Abril del próximo año entraría en vigencia después del control de constitucionalidad, momento a partir del cual avanzaríamos en el proceso.

También invitamos a los organismos comunales que están dentro de las diez y seis circunscripciones especiales de los acuerdos para que sin  espera avancen en la definición de sus candidatos y organicen las campañas en torno a los planes de desarrollo descritos.  En esta ocasión podrían inscribir candidatos con sus propias organizaciones.

No obstante lo anterior, con o sin esta personería, lo más importante de nuestra actuación política es lo ya dicho a partir de los “Planes de Desarrollo Estratégicos Comunitarios a Mediano y Largo Plazo”, por lo que tarea que debemos intensificar ya es avanzar en la construcción de los planes comunitarios veredales y barriales que conduzcan a los municipales como candidatos a inscribir en las próximas elecciones territoriales. Cincuenta o más planes inscritos y triunfadores sería el gran acontecimiento político del momento y que bueno que sea desde nuestras organizaciones.


Otras actividades como las consultas populares de iniciativa ciudadana o los cabildos abiertos son figuras de acción política que debemos seguir alimentando.



10 Sector productivo, paz y desarrollo


El Estado Colombiano sigue dando prioridad a la economía extractivito  que si bien genera ingresos importantes al presupuesto nacional, no así ingresos ni empleo a la población. Esta dependencia de ingresos volátiles como son los de la minero-energía que dependen de la especulación financiera internacional están generando grave inestabilidad al presupuesto nacional y en especial a la inversión social. Por su parte ha dejado a  la deriva a la industria y a la producción nacional, la que si genera empleo e ingresos estables al presupuesto nacional, a cambio de dar vía libre a la circulación de producción extranjera que ingresa sin control  al País y en alto porcentaje con lavado de dólares, lo que ha llevado a la agudización de la crisis en el sector productivo nacional. Es igualmente grave que el Gobierno sea generoso en eliminar aranceles e impuestos al ingreso de producción extranjera mientras que grava a la producción nacional, por lo que acompañamos las justas reclamaciones del sector industrial y productivo nacional.

Durante el presente período pareciera registrarse un aumento en la producción agropecuaria nacional, sin embargo sin beneficios importantes para los campesinos productores ni para los trabajadores del campo.



Popayán Octubre 5/017

GCM


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